ManuRnks Publicado el 23 de Diciembre, 2024 Compartir Publicado el 23 de Diciembre, 2024 Entre duendes, túneles fantasmagóricos, voces del más allá y una ciudad borrada del mapa. El noroeste argentino (NOA) pleno de senderos, desiertos y deslumbrantes formaciones rocosas también representa un lugar encantado por la cautivante naturaleza de sus misterios La región de los Valles Calchaquíes preserva legendarias historias y los habitantes de Amaicha del Valle, Cafayate, Cachi y Tafí del Valle, entre otros hermosos pueblos, son testigos de sucesos tan fantásticos como inexplicables. Uno de los relatos más populares del NOA hace referencia a la aparición de seres elementales, llamados duendes, quienes surcan los desfiladeros y habitan en grutas que son inhallables para el viajero común. Una de esas narraciones refiere a un particular duende que atraviesa la espesura de montañas y cerros luciendo un sombrero. Quienes se lo han cruzado advierten que pese a su aterrador aspecto, es inofensivo, y que deben dejarle como señal de amistad una bolsa con frutas, cigarrillos, fósforos y una jarra con agua fresca. Más de un interrogante resguardan las montañas de San Fernando del Valle de Catamarca. En el año 1950 en La Merced, región ubicada en el centro sur de la provincia, fueron construidos unos túneles que atravesaban las profundidades de piedra para que los trenes conectaran con los pueblos de la región. Desafortunadamente las condiciones climáticas impidieron continuar con la obra, pero lo que sí sobrevivió fue un misterio que perduró en el tiempo. Muchos curiosos viajeros que transitan por las ruinas de esos sitios abandonados, dan cuenta que a veces en cercanías de las grutas pueden escuchar voces que les advierten que no sigan su marcha. Los descendientes de los viejos habitantes señalan que esos “alertas” acaso provienen de los espíritus de aquellos operarios fallecidos durante un terrible accidente de la naturaleza. También en Catamarca, en la ancestral región de Belén, se relata la historia de una figura legendaria pero nada amistosa, que se pasea por los solitarios parajes. Los pobladores la conocen con el nombre de “La Pesadora”, una barbada mujer que viste con harapos y que anda de aquí para allá con un cigarro en la boca. Según la tradición oral “La Pesadora” habitaría en una cueva escondida y su principal divertimento consistiría en asustar a quienes invaden su desolada “zona de confort”. Un paraje en la provincia de La Rioja representa para los amantes de los relatos extraños, una auténtica incursión en la dimensión paranormal. Se trata de una milenaria formación de color rojiza que se halla en la lunática zona de Talampaya. Algunos pobladores relatan que allí se encuentra una suerte de ciudad perdida a la que llaman “Ankar”. Investigadores aseguran que el lugar posee una energía especial ya que es atravesado por el paralelo 30, el mismo que conecta con la siempre misteriosa Isla de Pascua. Los lugareños también relatan que en determinadas fechas acuden extraños grupos de congregaciones esotéricas. En tal sentido, algunas de estas hermandades místicas eligen como centro de encuentro un lugar conocido como “La chimenea” donde según cuentan testigos presenciales, se realizan rituales de meditación destinados a los “hermanos que provienen del cielo”. EN SALTA ESTECO, LA CIUDAD INVISIBLE Desde hace mucho tiempo, los historiadores locales de la provincia de Salta hablan de los restos de una antigua ciudad conocida como Esteco. Según los registros, Esteco fue fundada hacia 1609 y estuvo bajo dominio de colonos españoles. Sus gobernantes ostentaban riquezas y sus construcciones eran de oro y plata, en desmedro de las vidas de sus originales pobladores a quienes tenían como esclavos. La tradición relata que un sacerdote advirtió a sus funestos “dirigentes” acerca de las consecuencias fatales que provocaría la demostración de tanta opulencia. Sus consejos no fueron escuchados y la memoria oral recuerda que la ciudad de Esteco fue destruida en 1692 a raíz de un implacable terremoto que la hizo desaparecer. Aquellos que hoy día exploran y recorren sus restos perciben una sensación inexplicable en medio de un silencio absoluto. Pero también hay quienes sienten algo más: el lúgubre lamento de voces que surcan el aire. Imaginación o no, lo cierto es que los vestigios de esta enigmática “ciudad invisible” continúan siendo objeto de estudio científico. Desde hace años y merced al trabajo de campo de antropólogos y arqueólogos se encontraron restos de aquella desaparecida ciudadela, así como también objetos de cerámica indígena y candelabros de origen español. Citar Enlace al comentario Compartir en otros sitios Mas opciones de compartir...
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