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"Hijo sé que estás vivo y no voy a parar hasta encontrarte": denuncia que a los 16 años le robaron a su bebé recién nacido y hoy tendría 31


JAZMINpl
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La denunciante, Silvia Leiva , habló con Crónica, y dio detalles de la lucha que lleva adelante desde hace más de 30 años y que actualmente cuenta con el asesoramiento de la asociación civil, Madres Víctimas de Trata, para encontrar respuestas. 

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A partir de la desaparición de Loan Peña, el menor correntino de cinco años, que hace 53 días es intensamente buscado y por el que hay siete detenidos, muchas familias reavivaron la lucha que llevan consigo desde hace años para encontrar alguna respuesta que los lleve a obtener un poco de calma. Tal es la historia de Silvia Leiva, una mujer que desde hace 31 años denuncia que su hijo fue robado apenas nació. 

Silvia habló con Crónica y contó su historia de la que aún le falta una pieza del rompecabezas y por la que actualmente Madres Víctimas de Trata, la asociación civil fundada y presidida por, Margarita Meira, se involucró y la asesorará para ayudar a encontrarla. 

Silvia tenía 16 años cuando quedó embarazada pero pese a la inmadurez propia de la edad, desde el segundo que se enteró de la noticia siempre supo que lo quería tener. Era una adolescente cuando fue a parir al hospital de Granadero Baigorria, provincia de Santa Fe, el 5 de octubre de 1993, junto al papá del bebé, quien luego se convirtió en su marido. Alrededor de las 11.30 ingresó al centro médico y a las 13 le hicieron la cesárea, porque según le dijeron, “el bebé venía de cola”. “

"Al padre lo mandaron a buscar la ropa de bebé, y a mí me pusieron anestesia tres veces porque no me agarraba”, dijo Silvia sobre los recuerdos vagos que le quedaron de ese día. Sin embargo, el grito de su bebé cuando nació es una marca que le quedó grabada a fuego para siempre. 

“Yo lo sentí llorar cuando nació, yo pedí verlo y me mostraron la cabecita, la cara no me la mostraron, y después se lo llevaron para adentro”, sostuvo. 

 

 

En ese estado de somnolencia en el que luchaba contra ella misma para que no se le cerraran los ojos, se durmió con la seguridad de que había escuchado gritar a su bebé recién nacido, pero  cuando se reincorporó y preguntó por su hijo, le dijeron que había muerto ahogado.

“Cuando me levanté había un bebé al lado de mi cama, y pensé que era mi hijo, pero era el de la chica de al lado, y ahí empecé a preguntar ´donde estaba mi bebé´, y me dijeron que había fallecido, yo no lo podía creer, porque yo lo había escuchado llorar", relató. Y agregó: "Yo estaba muy mal, casi me muero ese día por la cantidad de anestesia que me habían dado”. 

En se contexto, al papá del bebé de Silvia lo llevaron a reconocer el cuerpo, sin embargo, su respuesta fue contundente: el cuerpo que le mostraron no era el de su hijo y lo sostuvo hasta el último día de su muerte. 

“Hasta el último día antes de morir, me dijo que el cuerpo que él había ido a ver no era el de nuestro hijo. No era el bebé de nosotros, porque no era un recién fallecido, era un feto pasado”, manifestó Silvia. 

Las horas que estuvo en el hospital se dieron una concatenación de episodios confusos, que hoy Silvia siendo adulta los analiza desde otra mirada. "Cuando fui a pedir el acta de defunción en el registro civil del hospital, me dijeron que mi hijo había nacido y  que después falleció, pero a mí no me cerró nada de lo que me dijeron”, contó. 

 

 

Es que Silvia era una adolescente cuando salió sin su hijo en brazos, por la misma puerta del hospital por la que había entrado con él en su vientre, apenas unas horas antes. 

“Jamás vi su cuerpito, ellos se encargaron de todo. Me dijeron que mi bebé iba con otros bebés fallecidos en el mismo cajón, cosa que nunca creí", expresó.

Con el correr de las horas, los días, y los años, Silvia ató cabos y comprendió que lo que pasó ese 5 de octubre de 1993 en ese hospital, no le había pasado solo a ella. Más testimonios salieron a la luz. Al tiempo se reunieron un grupo de madres que denunciaron que en el mismo establecimiento médico les habían dado sus hijos como fallecidos. “Había cosas que no cerraban, nos juntamos y fuimos al cementerio de Granadero Baigorria, donde supuestamente estaban nuestros hijos, abrieron su cajoncito, lo abrieron, y no había nada”, contó.

 En esa lucha por desterrar la verdad, recibieron amenazas, y tuvieron que dejar el caso por miedo. Hoy, la causa Loan, fue un puntapié para volver a buscar respuestas. 

"Hoy tendía 31. Hijo sé que estás vivo, Todas las noches te lloro, pienso y clamo a Dios por encontrarte”, concluyó Silvia. 

 

 

 

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